Drum´n Bass, Chill Out, Jungle, Dream, Trance, Minimal, Trip Hop, Dance... Son tan
sólo algunas de las modalidades surgidas en los últimos años que han difundido sus
nuevos conceptos creativos entre un número de adeptos cada vez mayor.
Ante el empuje que han demostrado tener estas nuevas corrientes musicales, los fabricantes
de instrumentos no han podido permanecer impasibles. Yamaha, con la creación del modelo
DJX, ha acercado gran parte de las prestaciones de aparatos superiores (tanto de esta
misma marca como de otras) a un usuario que, si bien posee la creatividad suficiente para
realizar sus propias composiciones, carece del potencial económico necesario para
disponer de modelos de gama más alta.
Una falsa apreciación.
Hemos de reconocer que nuestro primer contacto con el DJX fue bastante engañoso.
En un principio, varias razones nos llevaron a pensar que este teclado no cumplía con las
expectativas creadas por la publicidad a la que habíamos tenido acceso. El peso tan
escaso, el tipo de materiales con que estaba construido y, sobre todo, la apariencia de
juguete que presentaba, fueron las causas que nos llevaron a sacar conclusiones erróneas;
conclusiones que se vieron corregidas al empezar a curiosear el aparato.
Bastó con observar con detenimiento cada una de las secciones incluidas en su panel
frontal y las funciones asignadas a las primeras teclas del instrumento, para intuir que
bajo ese aspecto doméstico se ocultaba un número muy amplio de posibilidades de
creación. Muchos son los botones, controladores y selectores que presenta este aparato,
así que, para no liarnos demasiado en su descripción, dividiremos el frontal en tres
apartados más o menos diferenciados.
Nos encontramos con la sección de controladores de edición a tiempo real, acompañada
por el potenciómetro de nivel de grabación del sampler, más un pequeño listado
serigrafiado de los estilos musicales y de las diversas funciones que incluye el teclado.
La parte central está ocupada por un display de LCD destinado a visualizar las funciones
más importantes del aparato. Por debajo de esta pantalla se encuentran los selectores de
sincronización de ritmos y el volumen general del teclado. Si seguimos avanzando hacia la
derecha, nos encontramos con la sección de teclado numérico para acceder a los distintos
programas y estilos así como los accesos directos a los presets. Una lista serigrafiada
de las distintas voces acompaña a esta sección.
El DJX está provisto de dos altavoces, situados uno a cada extremo del panel principal,
que le otorgan una absoluta autonomía. Por supuesto, no podíamos pasar por alto lo que
constituye la parte indispensable de cualquier instrumento de estas características: el
teclado (de cinco octavas en este caso) cuyas primeras teclas poseen una doble
funcionalidad que más tarde detallaremos. A la izquierda del teclado descubrimos la
obligada presencia de la rueda de modulación de tono (Pitch Bend).
En el panel posterior se agrupan las diferentes conexiones necesarias para poder trabajar
con el DJX. La única salida de audio del teclado (en formato jack 1/4" estéreo) se
encuentra situada en la parte derecha del panel y es la indicada tanto para utilizar con
un equipo externo de sonorización auxiliar como para su escucha directa a través de
auriculares. Junto a este conector encontramos la toma de corriente del aparato. La zona
central está constituida por los terminales de entrada y salida MIDI y el interruptor
asignable de pedal. El DJX incorpora dos tomas (línea y micrófono, ambas en formato jack
1/4" mono) indispensables para la grabación del muestreo. La base del teclado
contiene una pequeña cavidad indicada para guardar las pilas con que también se puede
alimentar el aparato.
Artesanía del "loop".
La función primordial de este teclado es la de reproducir y encadenar de diversas
formas los 100 ritmos que alberga en su interior, añadiéndole melodías o efectos de
nuestra propia cosecha a partir de las 283 voces que contiene, pudiendo modificar
cualquiera de sus parámetros en tiempo real y/o almacenar los resultados obtenidos en
formato de canciones. Sería ilógico pensar que cada estilo musical contenido en el DJX
contara en su desarrollo con un único patrón rítmico, así que cada estilo está dotado
con dos patrones básicos de reproducción (beat A y beat B), dos patrones de transición
de ritmo (break out) y dos soluciones de inicio y término del patrón (lead in y lead
out). Seleccionemos al azar uno de los patrones musicales que figuran en la lista de
estilos y pongámoslo en marcha. El display nos mostrará de inmediato una imagen virtual
de la zona izquierda del teclado. A través de las teclas de este sector podemos activar o
desactivar cada uno de los instrumentos y fraseos que forman parte del patrón. Para no
perdernos, la pantalla de LCD nos va a mantener continuamente informados de los
instrumentos que participan en ese instante en la reproducción, oscureciendo las teclas
virtuales del display correspondientes a los sonidos activados en el patrón.
Pero este apartado no sólo nos va a permitir "encender" o "apagar"
cada componente del patrón, sino seleccionar sobre cuál de dichos componentes vamos a
realizar las modificaciones que nos permite llevar a cabo el DJX. Aquí es donde entran en
juego los seis controladores de edición en tiempo real con que cuenta el aparato, con los
que vamos a poder efectuar sobre el elemento escogido un gran número de alteraciones,
como aplicar al sonido un barrido de la frecuencia de corte (cutoff/resonance), determinar
la profundidad de los distintos efectos (reverb/chorus/DSP/modulation), cambiar el tiempo
de ataque y relajación del registro (attack/release), variar el volumen y la panorámica
del mismo o incluso originar transformaciones que afecten a la totalidad del patrón, como
variar la velocidad del ritmo de forma similar a la que efectuaría un DJ sobre un
giradiscos (tumtable), cambiar la "intención" o "sensación" del
estilo (groove), o realzar las frecuencias graves del patrón (bass boost).
De entre todos estos controladores, uno merece mención especial por las características
de su funcionamiento: el Ribbon. Se trata de un mando de función asignable que se
presenta bajo la apariencia de una pequeña alfombrilla táctil situada por debajo de los
controladores de edición. Esta alfombrilla de goma adopta cualquiera de las funciones
antes descritas y responde al deslizamiento del dedo sobre su superficie, provocando un
cambio gradual de valor en la función asignada. Este movimiento facilita la rápidez de
edición del intérprete y posibilita la creación de efectos sorprendentes.
Es importante recordar que todas estas funciones actúan a tiempo real -mientras el
patrón que hemos escogido se está reproduciendo- y que las podemos aplicar tanto sobre
cualquiera de los componentes del loop como sobre la voz que hayamos seleccionado y
estemos utilizando para crear nuestras melodías.
hay más...
Hasta aquí hemos descrito algunas de las particularidades más
relevantes de este aparato, pero todavía son más las que nos quedan por descubrir. Ya
hemos comentado que son 283 las voces o sonidos que contiene el DJX. Estos se dividen en
tres grupos distintos de registros (voces de panel, voces General Midi y 15 kits de
batería) y cada sonido posee la facultad de conservar en memoria sus propios parámetros
(volumen, octava, panorámica y efecto). Otra manera de ampliar la versatilidad de la
sección de voces es la posibilidad que nos ofrece el DJX de realizar nuestros propios
muestreos. El teclado posee en el panel posterior dos entradas (línea y micro) dirigidas
a recoger los sampleados que deseemos incorporar al instrumento. Contamos con un total de
6 segundos (aproximadamente) para almacenar nuestras muestras y, como siempre, la
grabación va a estar asistida por el display que nos va a mostrar en todo momento los
controles necesarios para que efectuemos el registro en condiciones óptimas. Estos
muestreos pueden ser asignados a cualquier tecla del DJX y cuentan con una extensa
capacidad de edición, pudiendo elegir, entre otras opciones, el nivel mínimo de
grabación, los ajustes del punto final o la creación de loops a partir de la onda
grabada.
Para enriquecer aún más estos sonidos, contamos con la extensa sección de efectos que
incluye el teclado. A pesar de que en el DJX, reverb, chorus y DSP aparecen nombrados como
tres únicos efectos, cada uno de ellos engloba una cumplida lista de procesos distintos
que van desde el típico Hall, pasando por el Flanger, hasta completar un número de 45
efectos diferentes.
El arpegiador es otra de las interesantes funciones que posee. Este efecto reproduce una
secuencia automática, tomando como base las teclas de la voz principal que mantengamos
pulsadas y evolucionando a la misma velocidad que el loop o estilo que esté seleccionado
en ese momento. Podemos elegir entre 16 tipos distintos de arpegiador, cuya
sincronización puede ser frenada o acelerada a nuestro antojo a partir del
correspondiente control asignable.
Todas las evoluciones realizadas con el DJX pueden ser recogidas en la memoria del teclado
dentro de las tres canciones de usuario de que dispone. Cada canción cuenta con 6 pistas
(una de ellas destinada exclusivamente a almacenar los datos de acompañamiento y acordes)
y su grabación puede ser realizada en tiempo real o por pasos, siendo ambos modos
perfectamente compatibles. En el primer modo podemos elegir la pista sobre la que vamos a
grabar y escuchar simultáneamente las grabadas con anterioridad.
Toda la información correspondiente a las ediciones efectuadas en el teclado pueden ser
salvadas posteriormente en un secuenciador externo o cualquier otro soporte digital a
través de los volcados MIDI.
Resumiendo...
Si tuviéramos que valorar este teclado tan sólo por la apariencia que presenta,
hablaríamos de un aparato doméstico destinado a llenar las horas de ocio de cualquier
profano en materia musical, pero una vez que lo hemos encendido y comprobamos las
variadísimas posibilidades que ofrece, hemos de constatar que se trata de un
"juguete" muy sofisticado, cuyas múltiples funciones en tiempo real y su
absoluta autonomía e independencia, permiten al intérprete llevarse la discoteca encima
y montar la fiesta en cualquier sitio.
Especialmente dirigido a los DJ´s que desean dar un toque personal a sus mezclas en
directo y a todos aquellos seguidores acérrimos de la música disco que quieren
perfeccionar sus técnicas en este campo. Por todo este cúmulo de aciertos, nuestra
valoración no puede ser más que positiva.